SE BUSCAN CULPABLES

lunes, 5 de enero de 2009

Y con urgencia. En éso anda metido el 99% del Sevillismo.

¿Quien o quienes son los culpables del bochornoso y penoso espectáculo futbolístico vivido hace 24 horas en nuestro estadio?.

Hay varios candidatos. Pero todas las miras, todos los rifles están apuntando en un primer lugar hacia un sólo lado. La cabeza de Manolo Jiménez, al que muchos no se cortan en tachar o señalar como auténtico y único culpable de los males del equipo.

Males en cuanto a juego, en cuanto a imagen, en cuanto a sensaciones, porque no hay males, al menos hasta hoy, clasificatorios. Estamos en el objetivo marcado por el consejo de administración, y a éso se agarran unos pocos, entre ellos el consejo de administración, para seguir manteniendo a Jiménez al frente de la nve contra viento y marea y contra un clamor popular que sintiéndolo mucho creo que ya es generalizado.

Pero yo, sin quitarle ni un ápice de culpa a Jiménez, que la tiene y mucha, tengo la impresión de que los males del club en el terreno de juego no es exclusividad del técnico del Arahal en exclusiva. Creo que hay más males de fondo y que o no se ven o no se quieren ver.

Porque yo, me mantengo en mis trece de que la planificación deportiva éste año no ha sido la más adecuada. Y me llevaría escribiendo tres días seguidos sobre ésto, pero no me voy a extender mucho por cuestiones lógicas.

Yo así, a bote pronto y para que todos nos entendamos, creo que el escalón de calidad de la plantilla, si comparamos ésta con la del año pasado es dos por debajo. Es decir tenemos peor plantilla, hay menos calidad y menos implicación que el año pasado. Y ése es mi punto de vista y de ahí no me voy a mover. No digo que sea la verdad, pero si es mi opinión.

Y que conste que no le quito ni una mijita de culpa al técnico. Porque Manolo Jiménez es un entrenador que a veces, demasiadas veces le entra un pánico enorme a perder. Tal y como suena. Y no se esto porque tome café todos los días con él. Para nada.

Sé ésto, porque ayer el Sevilla tuvo miedo a no ganar. Porque ayer, si el Sevilla tras el uno a cero va de verdad a matar, mata. Porque a pesar de que tenemos menos calidad que años atrás, aún hay dinamita de la cara en el arsenal. Hay dinamita clase A, entiéndase Kanouté, Navas, Luís Faniano, Adriano...

Pero ayer, el pánico a no ganar, fue superior al de querer matar. Y todo éste miedo le explotó en su cara al técnico. Y su explsión ha salpicado a la afición que vuelvo a decir, que no tiene ni un sólo pase más.

A pesar de éstas culpas que vienen desde el banquillo, es justo también decir que no tenemos por ejemplo laterales. O mejor dicho, tenemos uno zurdo. Los demás no cuentan para nada. Ni Crespo ni Konkó. Uno por hache y otro por be. Pero nulos. Todos los demás son experimentos de laboratorio en ésa posición, o sea Mosquera, Drago, Adriano. ¿Como se puede consentir ésto?. ¿En que cabeza privilegiada entra ésto por favor?.

No tenemos centro del campo. Romaric no existe, Maresca juega muchas veces de mentira, Fazio ha sufrido un parón en su progresión que es muy alarmante. Renato nos acostumbra a clarososcuros que siembran la incertidumbre. ¿Quien recupera, quien crea, quien le lleva la dinamita preparada a ésos artilleros de lujo que tenemos arriba?.

Estamos sólo con Kanouté y Luis Fabiano arriba. No hay más. Y lo peor es que el filial, ni está ni se le espera. No hay materia prima de la buena.

Y uno tiene que seguir escuchando la realidad, que estamos metidos en puestos de Champions. Pero amigo, las sensaciones, al menos las mías, no son nada buenas. Y lo digo desde la calma y desde la pausa de haber pasado ya veinticuatro horas del desbarajuste táctico y técnico de ayer.

Yo ahora mismo, miro más hacia el séptimo lugar de la tabla, que hacia el segundo. Y éso que el segundo está más cerca, pero lo veo inalcanzable en un plazo largo.

Lo sé, puede que sea pesimista, pero es lo que veo y siento y así lo digo.

Y lo que más miedo me da ahora mismo, es lo que pueda ocurrir dentro de 48 horas en nuestro estadio. Ojo, que la afición está muy muy caliente, y que si el partido no pinta bien, y si el juego sigue por los derroteros de ayer, podemos vivir de nuevo el flamear de pañuelos en Nervión, hecho inexistente desde que en su día se pidió la cabeza del Judas de la Mancha y se le preguntó a Del Nido que donde estaba el dinero.

Yo quiero pecar de alarmista y de pesimista, pero lo que aquí escribo son mis pensamientos, no mis deseos. Y como lo pienso, lo digo.

Y lo único que quiero es equivocarme. Vaya si quiero equivocarme. Ojalá.

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