SIN LLORAR, PERO SIN PARAR

martes, 18 de diciembre de 2007

Después de los arbitrajes nefastos, sufridos por el Sevilla Fútbol Club en lo que va de temporada, y en vista de que el robo continuo no cesa en contra de nuestros intereses, yo pienso que ha llegado la hora de que el Sevilla Fútbol Club, denuncie que no quiere ser pisoteado ni vilipendiado por nadie.

Yo personalmente, estoy de acuerdo totalmente en que el Sevilla, como institución tiene que levantar la voz, protestar y denunciar las constantes tropelías que sufrimos de parte de ésos señores de negro que presuntamente y con un pito en la boca está para impartir justicia.

Pero ojo, que ésa protesta, se haga donde se tiene que hacer. Es decir en los comités. Sin que nada salga a la luz pública.

Yo me niego a que mi presidente, o a que mi entrenador realicen una patética tourné por los medios de comunicación tanto locales como nacionales, a modo de llorones y de busca excusas, que bajo mi punto de vista no se merecería un entidad grande como la nuestra.

No no, nada de éso. Símple y llanamente porque a mi club, ésto no le pega. Nosotros tenemos que demostrar por encima de todo el señorío del que como Sevillistas llevamos a gala. Hay formas de protestar, y estoy convencido de que el consejo de administración con mi presidente a la cabeza, no está de brazos cruzados en lo que a éste tema se refiere.

Como muestra un botón. Para los que dicen que el consejo siempre peca de pasividad en éste tema, les recuerdo que la pasada temporada un tal Iturralde con cara de profesor chiflado, nos mangoneó la posibilidad de ganar la liga en aquel nefasto partido de Mallorca con aquél penalti de libro no señalado a Luis Fabiano.

Pues bien, el loco éste era el encargado de pitar la final de copa que jugábamos frente al Getafe. Pues fue que no. "Misteriosamente", el trencilla loco éste, desapareció de la final de copa.

Aquello, no fue una casualidad. Aquello fue una sensacional labor sorda del consejo de nuestro club. No se podía permitir semejante atropello.

Pues ahora, después de ser masacrados por tercera vez por el gilipollas e inepto éste del Bernardino, estoy convencido de que volverá mi consejo a dar un toque de atención. Volverá a alzar la voz donde debe y cuando debe. Enérgicamente pero con la categoría que tiene nuestro club.

Nosotros los aficionados si tenemos derecho a protestar, a ejercer la medida que nos parezca en señal de protesta.

Pero el club debe de seguir por la línea marcada. Sin parar, pero en silencio. Que no tengan argumentos los carroñeros de siempre para decir que somos unos llorones.

Símple y llanamente porque no lo somos.

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