DEPORTIVO 1-0 SEVILLA FC

sábado, 17 de octubre de 2009

Teníamos que volver a saborear el amargor de la derrota algún día, tras tanta exhibición y nos ha tocado hoy en Riazor.

Y nos ha tocado porque sencillamente el Sevilla se ha visto atado de pies y manos por un Deportivo que ha estado tremendamente ordenado, cerrando cualquier posibilidad de penetración por banda y cortando cualquier vía de penetración del Sevilla.

Y éso que el Deportivo no nos ha creado ni el más mínimo problema en cuanto a nuestra defensa se refiere. Vamos, que en ataque el depor ha estado exactamente igual de plano que nosotros.

Pero claro, Juan Rodríguez se ha sacado un zapatazo tremendo precedido por una fantástica asistencia de Fernando Navarro, que en un despeje absolutamente lamentable en una jugada sin peligro alguno, nos ha costado los tres puntos en litigio en un partido que olía fuerte a empate a cero según lo que se pudo ver hasta el momento del gol del ex futbolista del Málaga.



Ni ha existido Navas, ni ha existido Perotti, Kanouté ha cuajado un partido horripilante y he visto fundido desde casi el pitido inicial a Álvaro Negredo, que me dá la impresión que ha pagado hoy el desgaste enorme del pasado Miércoles, que fué el día de se estreno goleador con la selección española.

Nadie ha ganado a nadie. El Depor para nada ha sido superior a nosotros pero con orden y con un zapatazo de lejos, nos ha ganado.

Es la segunda vez en lo que va de temporada que nos ponemos por detrás en el marcador y es la segunda vez que palmamos.

Lo mismo ocurrió en Valencia.

Hoy no se ha hecho el ridículo como aquel día, ni mucho menos.

Al menos ha habido actitud, ha habido raza e intentonas varias de poder rascar algun punto, pero no sé que ocurre que cuando nos ponemos por detrás nos cuesta un auténtico mundo remontar e incluso crearle el más mínimo peligro al equipo contrario.

Pero tampoco hay que darle más vueltas al asunto.

Ésta derrota no debe de suponer una tragedia Griega ni mucho menos. Y lo dice uno al que una derrota del Sevilla le equivale a una puñalada en el corazón, quién me conoce lo sabe.

Pero hay que hacer borrón y cuenta nueva. Lo mismo que no soy partidario de recordar per secula seculorum las grandes victorias, tampoco soy partidario de darle ni la más mínima vuelta a las derrotas, que para éso ya está el cuerpo técnico que deberá analizar y explicarle a la plantilla que es lo que ha pasado hoy.



Conviene echar el telón y empezar a pensar en el partido del próximo Martes frente a los alemanes del Stuttgart en el que una victoria nos dejaría la clasificación para octavos metida casi en su totalidad en los bolsillos.

Lo de hoy hay que considerarlo como un accidente, aunque tampoco convendría olvidar que nos ha ganado un equipo que ahora mismo está con los mismos puntos que nosotros, es decir que está completando un inicio de campaña fantástico y que no es un rival para nada fácil.

Hay un mundo por delante, y hay mucho margen de mejora, para conseguir el verdadero objetivo del club que no es otro que quedar entre los cuatro primeros, porque todo aquel que piense en campeonatos de liga, es bajo mi punto de vista y con todo el respeto del mundo un iluso.

Nos faltan dos escalones para pelear de tú a tú al Real Madrid y al Barcelona.

Así que también sería bueno empezar a borrar de la cabeza ideas raras, ser realistas y pensar en el día a día, en el partido a partido, que así nos ha ido siempre tela de bien, y dejarnos ya de pájaros en la cabeza que no hacen otra cosa que perjudicar al club.

Es bueno ser ambicioso, pero aún mejor es ser realista.

Pero bueno, no pasa nada de nada. A descansar a recuperarse y asaltar terreno teutón.

No hay tiempo de llorar, sólo hay tiempo de corregir lo de hoy dentro de unos días y venirnos casi clasificados para octavos en la Champions.

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