SEVILLA, NO NOS FALLES

domingo, 26 de abril de 2009

Es lo único que le pido al partido de hoy. Bueno y también ganar por supuesto.

Pero en el improbable caso de que no nos podamos hacer con el botín de puntos en su totalidad, yo lo único que quiero y deseo es no sentir ése vacío tremendo que sentí el día del Barcelona motivado por la actitud con c, que tuvieron ésos futbolistas que defendieron ésa noche mi escudo en tierras y dominios culés.

Hoy todo debe de ser distinto. Muy distinto.

Hoy hay que empezar a ganarle al equipo de Juande Ramos en actitud. Hay que morder. Hay que agobiar a los de enfrente, y hay que agobiarlos tanto desde el césped como desde la grada. Hoy, la bombonera tiene que ser un agobio, un infierno, una casa del dolor madridista donde el ambiente para los visitantes sea de todo menos grato.

Pero no porque demos la nota en forma de afición violenta.

Hay que dar la nota, saliendo sin un hilito de voz de la bombonera cuando empiece a oscurecerse la tarde en nuestra ciudad.

Y de la misma manera, los jugadores tienen que hacerse notar en la nuca de cada futbolista madridista que reciba el balón de otro madridista.

Hoy ya no valen las probaturas. Hoy no valen los experimentos. Hoy hay que sacar el traje de gala, y además lucirlo. Porque puedes tener un traje de muchos euros, pero si no sabes combinarlo con camisa, corbata y zapatos adecuados, simplemente haces el ridículo.

El Sevilla debe de poner hoy la primera piedra de ése monumento que se llama tercera posición. Porque ser terceros es ser equipo champions. Ser cuarto, no es ser equipo champions.

El objetivo era estar entre los cuatro primeros. Lo sé. Aquí nadie habló en su día de tercer puesto. Pero ése tercer puesto que nos daría de una tacada el ingreso directo al olimpo de los grandes europeos, lo tenemos al alcance de la mano, dependemos sólo y exclusivamente de nosotros, y éso no lo podemos tirar por la borda.

La empresa no va a resultar nada sencilla.

Enfrente tendremos a un equipo, que tras el empate del Barcelona en Mestalla, se puede acercar a cuatro puntos de los culés, en la víspera de recibirles en su campo y tener opciones de colocarse a un sólo punto con cuatro partidos por delante, una vez que se juegue el clásico.

Vienen con bajas, pero de una forma o de otra, gustándose más o menos, son una máquina de ganar partidos.

Si mañana nos ganasen, llevarían cinco puntos más que el Barcelona en la segunda vuelta, y éso es muy meritorio.

Pero nosotros nos jugamos también muchísimo, a pesar de la no victoria del Valencia hoy, que ha empatado y a éstas horas son cuartos a tan sólo un punto de nosotros.

Ellos se la juegan, pero nosotros también.

Hoy no nos valdrá aquello de que nos visita un equipo que viene a encerrarse.

Van a venir a muerte a por los tres puntos, porque el empate a ellos no les sirve.

Es decir, que preveo un partido fuerte, un partido de ida y vuelta, un partido rápido donde los 22 jugadores que salten al campo, sólo intenten ver el camino a la portería contraria.

O al menos así debería de ser.

Nosotros jugamos con la impagable ventaja de tener a 45.000 almas tirando del carro. Los jugadores van a poder comprobar mañana lo que es capaz de apretar la afición del Sevilla Fútbol Club, cuando hace falta.

Nada de miedos, nada de complejos. Hay que tener sangre en los ojos. Hay que acordarse constantemente de la imagen que se dió el Miércoles y hay que resarcirse de ésa afrenta.

Decía Kanouté al día siguiente que pocas veces se había sentido tan fustrado. Jamás había sentido tantísima impotencia.

Pues bien, a él y a todos sus compañeros se les presenta hoy una oportunidad que ni diseñandola podróa ser tan maravillosa para lavar ésa imagen e impotencia que cualquier persona que sienta un poquito nada más el escudo que defiende tiene que tener acumulada desde hace ya cuatro días.

Va a ser todo lo dificil que queramos. Nadie habla de facilidades.

Pero hay que ganarles a los madridistas, si o si. No cabe otra posibilidad.

Si se gana, habremos colocado una piedra fundamental en el camino al olimpo.

Si se pierde, no quiero ni pensar lo que nos espera dentro de seis días en Villarreal. Ahí comenzaríamos ya con los cara y cruz, y de éso a mí si que me da tela de miedo.

Pero quiero ser positivo. Quiero pensar que vamos a tener una feria de Sevilla agradable y sacando pecho por ganarle al Real Madrid.

Pero vuelvo a repetir, independientemente del resultado (ya sé que es lo principal), no quiero volver a ver mi escudo arrastrarse por el césped de mi casa.

Si ya me dolió el Miércoles y fué fuera, no quiero ni imaginármelo en casa.

Por lo tanto, sangre en los ojos. Rabia contenida y a soltarla. A arrollar al menos en actitud a los capitalinos.

Si lo hacemos del minuto uno al noventa, tendremos ya muchísimo camino andado.

Luego, la suerte, la bolita, el de negro y tantas cosas decidirán.

Suerte de corazón a mi Sevilla, y hoy más que nunca hay que hacer nuestro el cántico de Sevilla hasta la muerte, pero si morimos que sea con las botas puestas, y no huyendo como cobardes.

Éso para equipo acomplejados. Y nosotros no tenemos ni miedo, ni complejo de nada.

2 comentarios:

Talibán Sevillista dijo...

El mejor homenaje para la afición son los tres puntos.
Un saludo

Rafael Sarmiento dijo...

Si todos vamos a una, jugadores y afición, será difícil que se nos escape el partido, por muchas influencias externas que haya. Ya lo hemos demostrado otras veces. A por ellos.