VALENCIA CF 3-2 SEVILLA FC

jueves, 22 de enero de 2009

El Sevilla Fútbol Club ha terminado inmolándose en Mestalla.

Nosotros mismos, solitos, siendo buenos, y para no quedar mal ante el gol en fuera de juego concedido a nuestro favor más grotesco que uno haya visto en su vida, le hemos regalado al Valencia la ilusión para que se sientan vivos en la Copa a éstas horas de la madrugada y vengan con el cuchillo entre los dientes dentro de siete días a Nervión.

Increibles minutos finales, y no es la única vez, del Sevilla hoy en Valencia.

Tras una primera parte vulgar, en el que le abrimos la puerta con alfombra roja al Valencia para que se pusiese por delante, en una asistencia perfecta de Adriano a Villa, en la que no hicimos absolutamente nada destacable y en la que yo vi, y nadie me lo puede negar un auténtico caos vestido de rojo sobre todo en el último cuarto de hora de ésta primera mitad, el Sevilla que queremos, el Sevilla que casi siempre tiene que aparecer, apareció en la segunda mitad.

Desde el pitido que reanudaba el encuentro, se vió que la cosa había cambiado. Y no se debe ése cambio a la sustitución de Capel por Navas.





Se debió al cambio de actitud del equipo. Es decir, a la intención clara de adelantar líneas en bisca de un gol que igualase la eliminatoria y que cumpliese el primer mandamiento en una eliminatoria a doble partido cuando se juega fuera de casa, que no es otro que marcar al menos un gol.

Y ése gol llegó en pleno vendaval sevillista, tras un centro medido de Capel con su pierna mala que cabeceó a la red Luis Fabiano.

Resultado sensacional hasta ése momento. Pero hubo más. El Sevilla siguió y siguió, arrinconó a un Valencia desarbolado por todos los flancos posibles y tras una falta o agresión al borde del área a Luis Fabiano, el balón le llega a Adriano que está unos doscientos metros metido en fuera de juego.

El brasileño casi parado porque sabía que estaba en posición ilegal, le da al balón y éste entra. Ante la incredulidad de todo el que estaba presenciando el partido, Fermín el del banderín (Dios te conserve la vista amigo), da el gol como legal.

El regalo fue de órdago, pero el Sevilla y siendo justos, merecía ir por delante en el marcador.





Y mira que es complicado ir ganando en Mestalla sin centro del campo. Porque ni Maresca ni Romaric han dado hoy el nivel exigido para jugar un partido tan trepidante y de tantas idas y vueltas.

Pues cuando quedaban unos siete u ocho minutos, con un Valencia más muerto que vivo, con el uno a tres rondando la cabeza de todos los presentes y televidentes, llegó la inmolación del Sevilla.

El dos a dos llega tras colarse Baraja entre tres jugadores nuestros en el área, entre tres si, como Pedro por su casa y casi a bocajarro fusila a Palop colocando unas tablas inmerecidas pero aún buenas para nosotros.

Pero la infamia no acaba aquí. El Sevilla pierde el norte, los papeles y el orden táctico, y casi en la siguiente llegada y tras ser la defensa incapaz de mandar el balón a Castellón tras varios rebotes, el balón le llega al bólido Romaric, que en una estupidez supina le deja el balón a un Valencianista que se la pasa a Mata para que dispare y tras un rebote en la pierna de Squillachi, consiga el tres a dos.

Gol grotesco, absurdo y que yo al igual que el uno a cero considero autogoles.

Y ahora nos encontramos que de tener enfrente la semana que viene a un Valencia que debería de haber salido abierto a buscar por cojones un cero a dos, pues vamos a tener enfrente a un Valencia que va a poder jugar como más le gusta. Arropaditos y a esperar una contra o las que se produzcan.





Dentro del desastre de final de partido, conviene recordar que un simple uno a cero nos mete en semifinales. Poca cosa parece, pero creo que no será fácil para nada.

Perder se puede perder, por supuesto, y más en Valencia.

Pero lo que no se puede consentir es que nos autoderrotemos.

Cabría destacar el fenomenal partido de Capel por banda derecha en la segunda mitad, y también las molestias de Jesús Navas que le han impedido salir en la segunda mitad.

Espero y deseo que no tenga nada. Ahora mismo no hay ni un diestro disponible. Ni Konkó, ni Crespo, ni Acosta, y ya veremos a ver Navas.

Increible ésto último pero cierto.

Ojalá de aquí al Domingo de lugar a recuperar a algunos porque si no, no se quien va a jugar.

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