Vivitos y coleando hemos dejado escapar a un Deportivo de la Coruña que se ha presentado en Nervión, cargadito de suplentes y que de verse muerto y eliminado ha pasado a verse resucitado y con sus posibilidades intactas para estar en cuartos de final.
Claro que a nadie se le olvide que el que lleva la renta a favor, renta momentánea somos nosotros. Porque para algunos parece que hemos perdido, cuando no ha sido así, hemos ganado y ahora ellos tendrán que doblegarnos allí, en el segundo partido de la eliminatoria que será el tercero tras el partido de liga que también les disputaremos a los Deportivistas en una semana.
El partido venía con una guasa tremenda. Guasa que llamaba a las puertas del Ramón Sánchez Pizjuán disfracada con el recuerdo aún cercano del bochorno del pasado Domingo. Hoy era otra de ésas anunciadas noches de cuchillos largos, de sálvese quien pueda o del tan temido Jimenez vete ya.
Pues bien, hoy, precisamente hoy ha soltado el Sevilla una sensacional primera parte de juego. El Sevilla ha hecho un gran despliegue de fútbol en la primera parte, y el que diga lo contrario miente.
Han sido numerosas las llegadas, han resultado realmente inmparables tanto Diego Capel, como Jesús Navas. Sobre todo el extremo derecho de Los Palacios ha sido un auténtico diablo para los defensas gallegos.
Dos goles a nuestro favor, uno de Luis Fabiano de falta directa y otro de Kanouté. En los dos ha intervenido Diego Capel. A él le hicieron la falta del primero, y el sirvió a Kanouté con la cabeza el segundo.
Todo ésto, jugando con dos delanteros (que son los que tenemos nada más disponibles ahora mismo), y abandonado el tan comentado trivote con Renato de media punta.
Sólo un pero, el pobrísimo juego desplegado por Enzo Maresca. Absolutamente un cero a la izquierda el futbolista italiano que a mí al menos consiguió ilusionarme en pretemporada haciendo un fútbol de altísimo nivel , y que ahora mismo es simplemente un alma en pena que deambula por la pradera nervionense perdiendo balones y sin sitio. Incomprensible para mí su titularidad, aunque doctores tiene la iglesia.
Cuando arrancó la segunda mitad, la cosa tenía toda la pinta de estar casi resuelta. El Depor no podía hacer daño, a pesar de la movilidad de Ricki y el último pase de Valerón.
A pesar de los pesares, el Sevilla siempre daba la impresión de tener en sus manos el asestar el golpe mortal. Cierto es que en la segunda mitad, el juego del Sevilla bajó un peldaño (siendo generoso) con respecto al de la primera parte, pero si había alguien que seguía creando ocasiones, ése era el Sevilla. Una clarísima de Crespo, otra de Maresca, otra llegada clarísima de Luis Fabiano, otro tiro de Jesús Navas.
Así fue coleccionando el Sevilla llegadas, y así se fue alimentando lentamente pero sin pausa el mito de que el que perdona, acaba pagándolo.
Pues bien, le bastó al Depor un arreón de vergüenza torera que no duró más de cinco o diez minutos para lograr lo que hacía una hora antes parecía imposible. Despiste monumental de la zaga del Sevilla, nadie cubriendo nuestro lateral derecho, centro de De Guzman y gol del mejicano Omar Bravo en el 81.
Todo al carajo de nuevo. Lo peor es que los minutos inmediatamente posteriores fue un auténtico vaivén de llegadas hacia un lado y otro, donde nadie tenía el control y donde sinceramente yo me temí lo peor.
Pero fue el Sevilla el que estuvo a punto de rematar la faena con una excepcional jugada de Adriano , que había sustituido a Capel y que el propio jugador brasileño estrelló su culminación en el larguero.
Ahí se acabó ya el partido.
Yo saco una lectura positiva de hoy. He visto al equipo muy implicado. Queriendo mucho. Se ha recuperado un poco las llegadas por banda. He visto al equipo más junto y menos largo. He visto a un excepcional Kanouté y a un eléctrico Navas. Bien Duscher y muy buen partido de Capel.
Por el contrario, no entiendo como hemos podido darle ésa vidilla al Dépor cara a dentro de una semana. La eliminatoria se pone de nuevo con guasa. Con tela de guasa, porque el resultado es muy muy incierto. Y es que no se pueden fallar las ocasiones por doquier que hoy hemos fallado.
Y para terminar tampoco entiendo como Kanouté, se ha autoamonestado con la exhibición de una camiseta de apoyo a Palestina, que al enseñarla cuando consiguió el dos a cero, se ganó la amarilla.
Yo no discuto nada de apoyos a Palestina, ni a Israel, ni nada por el estilo. Cada cual que apoye o se solidarice con quién quiera. Pero joder, sin perjuicio a la entidad que le paga a Kanouté. Ya veremos a ver si ésta amarilla no trae alguna suspuensión posterior y nos acordamos de la camiseta.
Frederick tiene medios y formas de hacer ver su apoyo al pueblo Palestino. Pero no de la forma que hoy lo ha hecho. La tarjeta va en perjuicio, en un futuro posiblemente, del Sevilla. Y yo creo que en un estadio lo que hay que hacer es jugar al fútbol y rendir al que te paga.
Lo demás, muy bonito todo, pero no lo comparto. Las reivindicaciones donde haya que hacerlas. Pero en el césped no.
Claro que a nadie se le olvide que el que lleva la renta a favor, renta momentánea somos nosotros. Porque para algunos parece que hemos perdido, cuando no ha sido así, hemos ganado y ahora ellos tendrán que doblegarnos allí, en el segundo partido de la eliminatoria que será el tercero tras el partido de liga que también les disputaremos a los Deportivistas en una semana.
El partido venía con una guasa tremenda. Guasa que llamaba a las puertas del Ramón Sánchez Pizjuán disfracada con el recuerdo aún cercano del bochorno del pasado Domingo. Hoy era otra de ésas anunciadas noches de cuchillos largos, de sálvese quien pueda o del tan temido Jimenez vete ya.
Pues bien, hoy, precisamente hoy ha soltado el Sevilla una sensacional primera parte de juego. El Sevilla ha hecho un gran despliegue de fútbol en la primera parte, y el que diga lo contrario miente.
Han sido numerosas las llegadas, han resultado realmente inmparables tanto Diego Capel, como Jesús Navas. Sobre todo el extremo derecho de Los Palacios ha sido un auténtico diablo para los defensas gallegos.
Dos goles a nuestro favor, uno de Luis Fabiano de falta directa y otro de Kanouté. En los dos ha intervenido Diego Capel. A él le hicieron la falta del primero, y el sirvió a Kanouté con la cabeza el segundo.
Todo ésto, jugando con dos delanteros (que son los que tenemos nada más disponibles ahora mismo), y abandonado el tan comentado trivote con Renato de media punta.
Sólo un pero, el pobrísimo juego desplegado por Enzo Maresca. Absolutamente un cero a la izquierda el futbolista italiano que a mí al menos consiguió ilusionarme en pretemporada haciendo un fútbol de altísimo nivel , y que ahora mismo es simplemente un alma en pena que deambula por la pradera nervionense perdiendo balones y sin sitio. Incomprensible para mí su titularidad, aunque doctores tiene la iglesia.
Cuando arrancó la segunda mitad, la cosa tenía toda la pinta de estar casi resuelta. El Depor no podía hacer daño, a pesar de la movilidad de Ricki y el último pase de Valerón.
A pesar de los pesares, el Sevilla siempre daba la impresión de tener en sus manos el asestar el golpe mortal. Cierto es que en la segunda mitad, el juego del Sevilla bajó un peldaño (siendo generoso) con respecto al de la primera parte, pero si había alguien que seguía creando ocasiones, ése era el Sevilla. Una clarísima de Crespo, otra de Maresca, otra llegada clarísima de Luis Fabiano, otro tiro de Jesús Navas.
Así fue coleccionando el Sevilla llegadas, y así se fue alimentando lentamente pero sin pausa el mito de que el que perdona, acaba pagándolo.
Pues bien, le bastó al Depor un arreón de vergüenza torera que no duró más de cinco o diez minutos para lograr lo que hacía una hora antes parecía imposible. Despiste monumental de la zaga del Sevilla, nadie cubriendo nuestro lateral derecho, centro de De Guzman y gol del mejicano Omar Bravo en el 81.
Todo al carajo de nuevo. Lo peor es que los minutos inmediatamente posteriores fue un auténtico vaivén de llegadas hacia un lado y otro, donde nadie tenía el control y donde sinceramente yo me temí lo peor.
Pero fue el Sevilla el que estuvo a punto de rematar la faena con una excepcional jugada de Adriano , que había sustituido a Capel y que el propio jugador brasileño estrelló su culminación en el larguero.
Ahí se acabó ya el partido.
Yo saco una lectura positiva de hoy. He visto al equipo muy implicado. Queriendo mucho. Se ha recuperado un poco las llegadas por banda. He visto al equipo más junto y menos largo. He visto a un excepcional Kanouté y a un eléctrico Navas. Bien Duscher y muy buen partido de Capel.
Por el contrario, no entiendo como hemos podido darle ésa vidilla al Dépor cara a dentro de una semana. La eliminatoria se pone de nuevo con guasa. Con tela de guasa, porque el resultado es muy muy incierto. Y es que no se pueden fallar las ocasiones por doquier que hoy hemos fallado.
Y para terminar tampoco entiendo como Kanouté, se ha autoamonestado con la exhibición de una camiseta de apoyo a Palestina, que al enseñarla cuando consiguió el dos a cero, se ganó la amarilla.
Yo no discuto nada de apoyos a Palestina, ni a Israel, ni nada por el estilo. Cada cual que apoye o se solidarice con quién quiera. Pero joder, sin perjuicio a la entidad que le paga a Kanouté. Ya veremos a ver si ésta amarilla no trae alguna suspuensión posterior y nos acordamos de la camiseta.
Frederick tiene medios y formas de hacer ver su apoyo al pueblo Palestino. Pero no de la forma que hoy lo ha hecho. La tarjeta va en perjuicio, en un futuro posiblemente, del Sevilla. Y yo creo que en un estadio lo que hay que hacer es jugar al fútbol y rendir al que te paga.
Lo demás, muy bonito todo, pero no lo comparto. Las reivindicaciones donde haya que hacerlas. Pero en el césped no.
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