El Sevilla Fútbol Club, se juega ésta noche frente al Partizán de Belgrado buena parte de sus opciones de clasificación para la siguiente ronda de la Uefa Cup, en un partido que viene con muy mala leche, y que debe de servir como redención de la dura derota del pasado Sábado frente al Barcelona.
Y el Sevilla Fútbol Club, ése equipo del que todos presumimos ser, al que todos amamos e idolatramos y al que jamás dejaremos sólo, necesita el apoyo de la infantería, de su infantería que no son otra gente que nosotros, los sevillistas de a pie que hoy y salvo fuerzas mayores no tenemos excusas de ningún tipo para no acudir al santuario a darlo todo en aras de animar y llevar a nuestro Sevilla del alma a la victoria que nos deje cerquita ,o al menos dependiendo de nosotros mismos, de un pase a la siguiente ronda al que estamos obligado si no queremos tener una convulsión interna que no se que dimensiones alcanzaría.
Y el partido viene con mala leche no precisamente por la entidad o el glamour del equipo que tendremos enfrente.
Equipo con historia en su país, equipo clásico en Europa año si y año también, pero lejos muy lejos en cuanto a poder y nivel deportivo hoy en día del Sevilla Fútbol Club.
La mala leche viene porque éste es el típico partido con mucha, muchísima guasa en el que el favorito a priori, tiene muy poco que ganar y todo que perder. Vamos, que si se gana es lo normal y si se pierde.... ¡ay si se pierde o se empata!.
Y además viene empotrado en el centro de una semana en la que venimos de un palo gordo (más por imagen que por resultado, pues perder con el Barcelona debe de entrar en los planes)y vamos hacia territorio galactero donde disputaremos un partido a cara de perro en la que estaremos sólo ante el peligro, peligro galactero y peligro del hombre del silbato.
Y ésa mala leche se agiganta porque hay un sector de la afición, no sé si pequeño, normal, grande o muy grande, que está con las garras afiladas y esperando acontecimientos para ejecutar públicamente a nuestro entrenador, que dicho sea de paso ya está juzgado y sentenciado por ésta parte de la afición pase lo que pase no hoy, sino de aquí a final de temporada.
Po éso, el título del post dice bien a las claras que hoy tenemos que tirar de manual.
Manual de sevillismo. Y en ése manual de Sevillismo que todos deberíamos de llevar a gala y cumplir a rajatabla dice que en cualquier partido de fútbol en el que haya once hombres que porten en el pecho el escudo del equipo que más gloria le ha dado al sur de España, y el equipo al que todos llevamos grabado a fuego en nuestro corazón hay que dejarse la piel, la garganta y hasta la última gota de sangre si hiciése falta en animar, en subirlo arriba y en marcar ése típico primer gol que dicen que la afición es capaz de marcar cuando cumplimos con nuestra obligación.
Hoy, aparte del Partizán que no viene a pasearse a pesar de no tener ya nada que hacer en ésta competición, nuestro rival seremos nosotros mismos.
No caben las nervioseras ni las precipitaciones. No cabe el querer ganar en diez minutos cuando hay noventa y pico. No caben los murmullos heladores de la grada de Nervión nicaben los reproches por ésto o por aquello.
Hay que ser pacientes, hay que estar si o si con los de blanco, juguemos como juguemos y se vayan desarrollando los acontecimientos como se vayan desarrollando.
Tenemos que mirar sólo el objetivo. Y el objetivo no es otro que ésos tres puntos que no van a salir de Nervión para irse a Belgrado. Ésos tres puntos se van a quedar aquí en Sevilla, por nuestros santos cojones y porque ni los jugadores ni la infantería consentirían otra cosa.
Luego ya vendrá si se puede, intentar marcar los máximos goles posibles, luego ya vendrán las cábalas y vendrán las críticas al juego (si es que da lugar) o las críticas al que vende las salchichas porque los zapatos eran muy feos, cosa que cualquier día ocurrirá porque aquí se critica todo.
Pero luego, siempre a posteriori y jamás durante un partido en el que ns jugamos tantas ilusiones y tanto crédito.
Por éso Sevillistas, tiremos hoy del manual y cumplamos su casi única orden:
Animar, animar y animar. Aparte lógicamente de asistir al campo, porque hay que asistir sí o sí.
Todo lo que sea salirse de éste cauce, nos conducirá a caminos que no traerán nada bueno.
Cada día me siento más orgulloso de ser Sevillista. Y hoy más.
Y el Sevilla Fútbol Club, ése equipo del que todos presumimos ser, al que todos amamos e idolatramos y al que jamás dejaremos sólo, necesita el apoyo de la infantería, de su infantería que no son otra gente que nosotros, los sevillistas de a pie que hoy y salvo fuerzas mayores no tenemos excusas de ningún tipo para no acudir al santuario a darlo todo en aras de animar y llevar a nuestro Sevilla del alma a la victoria que nos deje cerquita ,o al menos dependiendo de nosotros mismos, de un pase a la siguiente ronda al que estamos obligado si no queremos tener una convulsión interna que no se que dimensiones alcanzaría.
Y el partido viene con mala leche no precisamente por la entidad o el glamour del equipo que tendremos enfrente.
Equipo con historia en su país, equipo clásico en Europa año si y año también, pero lejos muy lejos en cuanto a poder y nivel deportivo hoy en día del Sevilla Fútbol Club.
La mala leche viene porque éste es el típico partido con mucha, muchísima guasa en el que el favorito a priori, tiene muy poco que ganar y todo que perder. Vamos, que si se gana es lo normal y si se pierde.... ¡ay si se pierde o se empata!.
Y además viene empotrado en el centro de una semana en la que venimos de un palo gordo (más por imagen que por resultado, pues perder con el Barcelona debe de entrar en los planes)y vamos hacia territorio galactero donde disputaremos un partido a cara de perro en la que estaremos sólo ante el peligro, peligro galactero y peligro del hombre del silbato.
Y ésa mala leche se agiganta porque hay un sector de la afición, no sé si pequeño, normal, grande o muy grande, que está con las garras afiladas y esperando acontecimientos para ejecutar públicamente a nuestro entrenador, que dicho sea de paso ya está juzgado y sentenciado por ésta parte de la afición pase lo que pase no hoy, sino de aquí a final de temporada.
Po éso, el título del post dice bien a las claras que hoy tenemos que tirar de manual.
Manual de sevillismo. Y en ése manual de Sevillismo que todos deberíamos de llevar a gala y cumplir a rajatabla dice que en cualquier partido de fútbol en el que haya once hombres que porten en el pecho el escudo del equipo que más gloria le ha dado al sur de España, y el equipo al que todos llevamos grabado a fuego en nuestro corazón hay que dejarse la piel, la garganta y hasta la última gota de sangre si hiciése falta en animar, en subirlo arriba y en marcar ése típico primer gol que dicen que la afición es capaz de marcar cuando cumplimos con nuestra obligación.
Hoy, aparte del Partizán que no viene a pasearse a pesar de no tener ya nada que hacer en ésta competición, nuestro rival seremos nosotros mismos.
No caben las nervioseras ni las precipitaciones. No cabe el querer ganar en diez minutos cuando hay noventa y pico. No caben los murmullos heladores de la grada de Nervión nicaben los reproches por ésto o por aquello.
Hay que ser pacientes, hay que estar si o si con los de blanco, juguemos como juguemos y se vayan desarrollando los acontecimientos como se vayan desarrollando.
Tenemos que mirar sólo el objetivo. Y el objetivo no es otro que ésos tres puntos que no van a salir de Nervión para irse a Belgrado. Ésos tres puntos se van a quedar aquí en Sevilla, por nuestros santos cojones y porque ni los jugadores ni la infantería consentirían otra cosa.
Luego ya vendrá si se puede, intentar marcar los máximos goles posibles, luego ya vendrán las cábalas y vendrán las críticas al juego (si es que da lugar) o las críticas al que vende las salchichas porque los zapatos eran muy feos, cosa que cualquier día ocurrirá porque aquí se critica todo.
Pero luego, siempre a posteriori y jamás durante un partido en el que ns jugamos tantas ilusiones y tanto crédito.
Por éso Sevillistas, tiremos hoy del manual y cumplamos su casi única orden:
Animar, animar y animar. Aparte lógicamente de asistir al campo, porque hay que asistir sí o sí.
Todo lo que sea salirse de éste cauce, nos conducirá a caminos que no traerán nada bueno.
Cada día me siento más orgulloso de ser Sevillista. Y hoy más.
1 comentarios:
y allí estaremos, animando hasta quedarnos congelados de frio.
Saludos
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