Aunque el principal objetivo del fin de semana se cumplió, objetivo que no era otro que el de ganarle al Recre se jugase como se jugase, no debo de dejar pasar por alto la magnífica oportunidad que dejó escapar ayer el Sevilla Atlético de haber sumado tres puntos de oro, de una tacada y por segunda vez en la temporada, que le hubiesen permitido si no salir de abajo, si al menos ver más cerca la raya que marca la salvación.
Y es que por segunda vez consecutiva el filial consiguió adelantarse en el marcador, y además con dos condicionantes positivos, lo hizo pronto y por partida doble.
Dos goles, uno de Alberto De la Bella, éste chaval pinta bien realmente, y otro de Pukki que vuelve a ver puerta por segunda jornada consecutiva tras un magnífico pase de Emiliano Armenteros.
Pues por segunda vez consecutiva, el filial dejó escapar la renta que atesoró al principio del partido y acabó empatando un partido en el que también terminó pidiendo la hora porque jugaba con un hombre menos, merced a la expulsión de Marc Valiente por doble amarilla.
Con la falta que le hacen los malditos puntos al filial, henmos dejado escapar tres de auténtico oro. Oro blanco vamos.
Posiblemente todo ésto se deberá a la bisoñez del grupo.

Falta experiencia para matar los partidos, para que no se juegue más cuando el que va ganando así lo estime.
Falta mala leche para dar una patada cuando haya que darla.
Y por desgracia faltan puntos en el casillero que no volverán ya.
Esperemos que el próximo fin de semana le hinquemos el diente a un rival directo para al menos respirar un poco.
Hay que seguir pues aún no hay nada perdido.
Y es que por segunda vez consecutiva el filial consiguió adelantarse en el marcador, y además con dos condicionantes positivos, lo hizo pronto y por partida doble.
Dos goles, uno de Alberto De la Bella, éste chaval pinta bien realmente, y otro de Pukki que vuelve a ver puerta por segunda jornada consecutiva tras un magnífico pase de Emiliano Armenteros.
Pues por segunda vez consecutiva, el filial dejó escapar la renta que atesoró al principio del partido y acabó empatando un partido en el que también terminó pidiendo la hora porque jugaba con un hombre menos, merced a la expulsión de Marc Valiente por doble amarilla.
Con la falta que le hacen los malditos puntos al filial, henmos dejado escapar tres de auténtico oro. Oro blanco vamos.
Posiblemente todo ésto se deberá a la bisoñez del grupo.

Falta experiencia para matar los partidos, para que no se juegue más cuando el que va ganando así lo estime.
Falta mala leche para dar una patada cuando haya que darla.
Y por desgracia faltan puntos en el casillero que no volverán ya.
Esperemos que el próximo fin de semana le hinquemos el diente a un rival directo para al menos respirar un poco.
Hay que seguir pues aún no hay nada perdido.
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