SEVILLA FC 0-3 FC BARCELONA

domingo, 30 de noviembre de 2008

Noche triste la de ayer. Muy triste.

Noche de derrota en casa, noche de repaso de los gordos en nustra casa, como hacía ya muchísimo tiempo que uno no veia, o casi no recordaba.

Demostramos por desgracia para nosotros, que a día de hoy el Sevilla Fútbol Club está a años luz del mejor equipo que ha pasado por el Ramón Sánchez Pizjuán en muchísimo tiempo.

Podemos agarrarnos a ésta circunstancia si queremos "consolarnos" con la goleada de anoche.



O mejor podemos decir bien alto que en el primer tiempo sobre todo, tuvimos enfrente al Barcelona y a Undiano Mallenco, que a base de un desgaste tremendo en forma de señalar faltitas de forma continua en nuestra contra y sobre todo en forma de birlarnos una clarísima expulsión de Piqué en una falta clarísima de éste último sobre Kanouté cuando el Malí encaraba sólo a Víctor Valdés.

No puedo garantizar si la falta es dentro o fuera del área, pero que existe la falta y que Piqué era el último hombre de la defensa, de éso no me cabe ninguna duda.

Para una especie de semiconsuelo, podemos decir bien claro que en la primera mitad, el Sevilla más o menos supo aguantar al Barcelona.

A pesar de que ellos marcaron en casi la única oportunidad que tuvieron, merced a un rebote transformado por Eto´o, el Sevilla no le perdió la cara jamás al partido.




Es más maniató a la perfección al Barcelona e incluso sumó algunas ocasiones claras de gol, sobre todo una de Kanouté tras un pase sensacional de Maresca, que dejó al Malí sólo como la una y con tiempo de rezar hasta el corán en el área pequeña, pero el gurú mandó el balón al larguero, quedando nuestro gozo en un pozo.

Buena primera mitad, muy condicionada por la labor arbitral, pero con retazos de esperanza cara a la segunda mitad, pues no fuimos inferiores a ellos, y supimos tapar y colapsar perfectamente todo el torrente ofensivo de un equipazo de padre y muy señor mío, que si no ocurre nada raro, va a ganar la liga cuando y cómo le dé la gana.

Lo que me hundió en la miseria, hasta el punto de que fijáos a la hora que estoy escribiendo el post del partido fue la segunda mitad.

Una segunda mitad en la que el Barcerlona le dió a mi equipo un repaso, o un meneo, o un baile de padre y muy señor mío.




A ésa circunstancia, a ese auténtico baño, a ése espanto de segundo tiempo, me refería ayer cuando escribí el post previo al partido.

Porque el segundo tiempo, me trajo a mi cabeza recuerdos de épocas antiguas y no tan antiguas, en las que éramos literalmente un pelele en manos de cualquier coloso que se plantase en la pradera nervionense.

Ayer vivimos una segunda mitad en la que para acabar pronto se puede decir que si Valdés se hubiése quedado en el vestuario, y el Barcelona hubiése jugado sin portero no hubiése pasado absolutamente nada.

Ni una sóla llegada, ni un sólo uy, absolutamente nada de nada.

Sólo una imagen de impotencia, de desbarajuste, de quedar exhaustos por pegarse una paliza de padre y muy señor mío corriendo, pero corriendo detrás del balón como cuando en el patio de un colegio se juntan los cinco mejores contra los cinco empollones que no tienen ni idea de lo que es jugar al fútbol.

Lamentable imagen de un equipo que sólo pudo deambular por el césped, con los brazos caídos ante la impotencia de sólo ver la pelota en manos de los jugadores azulgranas que hacían literalmente lo que les daba la gana.

Con tantísima posesión, con tantísimas llegadas, y con sólo dos retazos de Messi, nos clavaron otros dos goles, y gracias, porque Etoó tuvo otra clarísima y porque Henry no es ni la mitad del que fué.

Y con todo éste panorama, con todos éstos puñales clavados en el corazón, un corazón latiendo acelerado al ritmo de la impotencia supina de saber que no se podía hacer nada para parar aquella sangría, llegó Luis Fabiano y cometió la enésima gilipollez, o la enésima fechoría, o si lo prefieren se volvió a vestir de macarra descerebrado de discoteca barata y se autoexpulsó con otra acción digna de un gilipollas descerebrado que como siempre perjudica y perjudicará al club que le paga.

Luís Fabiano se ha quitado del cartel para el partido que dentro de siete días jugaremos en el Bernabeu.

Y todo ésto en el momento en que tenemos sólo dos delanteros disponibles sin posibilidad de recuperación aún para algún otro.

Espero y deseo que todo el peso en forma de sanción interna, caiga sobre éste prenda, o éste iluminado, que en las pocas jornadas que llevamos disputadas ya ha cometido la misma fechoría dos veces, causando graves consecuencias a una entidad que se está jugando la vida y que necesita tener al máximo de efectivos posibles para una visita al Bernabeu que desde ya anuncio que va a tener una guasa tela de gorda.

Porque las Galaxias, perdieron ayer en Getafe ofreciendo una imagen lamentable, y porque a nivel de estado, no se va a consentir que Las Galaxias vuelvan a perder el próximo Domingo contra nosotros, para ver como los culés le dicen adiós en la clasificación a los merengues.




Luís Fabiano no es digno de vestir la camiseta del Sevilla. Y lo digo con toda la liga por delante, y lo digo cuando sé que nos sacará de muchos apuros posiblemente, pero urge estudiar una oferta de las que vengan de fuera, una oferta buena y cara y mandarlo con un lazito adonde Dios pegó las tres voces y hacer borrón y cuenta nueva,

Una mierda para tí Luís. Tela de gorda además. No quiero tus goles, ni tu clase. Sólo quiero olvidarte y sólo quiero que el Sevilla no esté en la boca de todo el mundo por tus fechorías. Porque el espectáculo de ayer, con Cristóbal Soria tapándote la boca en la banda, enpujándote hacia el vestuario, en fin.... una vergüenza absoluta.

A ver que hace el club, y a ver que hace José María del Nido con éste prenda que a mí no me la vuelve a dar más.

Noche terrorífica, noche de cuchillos largos y noche para olvidar (el que pueda), para empezar a pensar en el trascendental partido del Miércoles frente al Partizán de Belgrado en Uefa, porque la Uefa también va a estar más cara de lo que nos creemos.

P:

Para terminar de cerrar un Sábado inolvidable, enésima derrota del Sevilla Atlético, ésta vez en Gerona, merced a un penalti en la primera mitad que nos supuso el uno a cero en contra, y a partir de ahí nada más.

Derrota de un plantel de chavales que va de ridículo en ridículo y que deambula por una categoría de plata en la que demuestra a cada jornada que no está ni preparado ni capacitado para militar en ella.

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