Derrota desoladora del Sevilla Atlético frente a uno de los gallitos de la segunda división española, que tras verse por detrás en el marcador tiró de repertorio y de veterania para hundir aún más al filial de nuestros amores.
Y éso que la cosa se puso realmente bien muy muy prontito.
Un valor al alza, un chaval venido del frío que se apellida Pukki adelantó al Sevilla Atlético a los seis minutos de partido.
Mira que le cuesta hacer gol al filial, pues por una vez y si que sirva de precedente se había conseguido.
Y las sensaciones no eran para nada malas.
Merced sobre todo a un espectacular Perotti que traía él sólo en jaque a la defensa del Hércules de Alicante.
Pero ésas llegadas de Perotti, ése buen hacer del filial no se veía ratificado en el marcador con el segundo de la tarde.
La cosa pintaba bien al pitar el árbitro el final de la primera parte, aunque quedaba toda una segunda mitad con un equipo al que no se había podido sentenciar y que tiene mucho oficio en sus filas.
Y así fué. A los diez minutos de la reanudación el Hércules igualaba el partido tras un gol de Sergio Fernández. Ni el rival nos tenía acosados ni nada de nada, pero el caso es que haciendo lo mínimo se ponía en igualdad para el temor de los chavales del filial.
A partir de ahí mucha igualdad pero con clara tendencia a acercamientos más peligrosos del Hércules que de nosotros.
Y así en una segunda mitad un tanto oscura y en otro acercamiento aislado llegó la sentencia por parte de los alicantinos cuando más duele, en el minuto 83.
El ex cadista Abraham Paz hacía el 1-2 definitivo, que deja al filial en una situación crítica, que no irreversible, y que da al traste otro Domingo más con las ilusiones de Fermín Galeote y sus chicos que están metidos de lleno en el pozo del descenso con visos negativos de poder mantener la categoría a pesar del tiempo que aún queda para que se pueda elevar a definitivas situaciones como la que atraviesa en éstos momentos el filial.
Sólo le puedo desear suerte y ánimos a todos éstos chavales que Domingo tras Domingo se dejan la piel por su Sevilla Atlético a pesar de tener en contra su enorme juventud y su falta de mala leche para matar los partidos.
Y éso que la cosa se puso realmente bien muy muy prontito.
Un valor al alza, un chaval venido del frío que se apellida Pukki adelantó al Sevilla Atlético a los seis minutos de partido.
Mira que le cuesta hacer gol al filial, pues por una vez y si que sirva de precedente se había conseguido.
Y las sensaciones no eran para nada malas.
Merced sobre todo a un espectacular Perotti que traía él sólo en jaque a la defensa del Hércules de Alicante.
Pero ésas llegadas de Perotti, ése buen hacer del filial no se veía ratificado en el marcador con el segundo de la tarde.
La cosa pintaba bien al pitar el árbitro el final de la primera parte, aunque quedaba toda una segunda mitad con un equipo al que no se había podido sentenciar y que tiene mucho oficio en sus filas.
Y así fué. A los diez minutos de la reanudación el Hércules igualaba el partido tras un gol de Sergio Fernández. Ni el rival nos tenía acosados ni nada de nada, pero el caso es que haciendo lo mínimo se ponía en igualdad para el temor de los chavales del filial.
A partir de ahí mucha igualdad pero con clara tendencia a acercamientos más peligrosos del Hércules que de nosotros.
Y así en una segunda mitad un tanto oscura y en otro acercamiento aislado llegó la sentencia por parte de los alicantinos cuando más duele, en el minuto 83.
El ex cadista Abraham Paz hacía el 1-2 definitivo, que deja al filial en una situación crítica, que no irreversible, y que da al traste otro Domingo más con las ilusiones de Fermín Galeote y sus chicos que están metidos de lleno en el pozo del descenso con visos negativos de poder mantener la categoría a pesar del tiempo que aún queda para que se pueda elevar a definitivas situaciones como la que atraviesa en éstos momentos el filial.
Sólo le puedo desear suerte y ánimos a todos éstos chavales que Domingo tras Domingo se dejan la piel por su Sevilla Atlético a pesar de tener en contra su enorme juventud y su falta de mala leche para matar los partidos.
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