
Confieso, que tenía miedo de una reacción desigual, de polémica en medio del partido entre unos y otros. De pitos a quien cantase o animase por parte de los que guardasen silencio. Pero no, no fué así, y la soberana afición de este centenario club supo captar perfectamente el mensaje lanzado desde el club, mensaje que hablaba más o menos del escalofrío que le recorría a la plantilla cada vez que ese silencio sepulcral hacia acto de presencia en la bombonera. Se optó por corear muy fuerte y con todas las ganas del mundo el nombre de Antonio, gritarlo a los cuatro vientos con todo el cariño y pasión que sólo nosotros, y vuelvo a repetir sólo nosotros sentíamos y sentimos y sentiremos por él.

Después todos los compañeros afrmaron sentirse mucho mejor en éste minuto con esta actitud que con el minuto de silencio, dando una vez más la razón al club.
Bien por la afición por enésima vez, y momento mágico el protagonizado ayer en ese minuto 16, pues ni en un guión de cine, sale la cosa así de bien, claro que el cine es ficción y Antonio sigue vivo y muy vivo entre los que lo queremos y sentimos de verdad, que no somos otros que nosotros y sólo nosotros.
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