AQUIVALDO MOSQUERA

viernes, 26 de octubre de 2007

Hoy ha hablado el central colombiano del Sevilla Fútbol Club en los micrófonos de Sevilla Fútbol Club Radio, en una bonita entrevista en la cual el jugador ha dejado claro varias cosas sobre su debut con la camiseta del tricampeón de Europa que conviene aclararles a algunos tiburones con ganitas de sangre y que no dejan de ser verdades como puños.

El futbolista ha declarado por ejemplo que uno de los problemas más evidentes es el poco tiempo de aclimatación a todo lo que le rodea, y que sin lugar a duda es la mayor lacra que lleva a cuestas nuestro central.

Para empezar, prácticmente y aunque parezca mentira, aún no ha tenido tiempo para entrenar, pero entrenar de verdad, dos semanas seguidas con sus compañeros. Se ha llevado viviendo en un hotel de la ciudad hasta prácticamente ayer mismo, sin poder hacerla vida de una persona normal, en su casa, tranquilo y como a todo el mundo le gusta estar. No ha parado de montarse y bajarse en aviones para acá y para allá y encima viene a un país en el que se juega un fútbol muy distinto al de México y al de Colombia, ambos bastante más lentos que el español.

A todo esto hay que añadirle la maldita lacra que esos pregoneros de pacotilla, que buscan hacer sangre a todo lo que huela a Sevilla Fútbol Club y a su presidente el señor Del Nido, le han colgado con lo de los 8 millones de dólares que se pagó al Pachuca por su tránsfer, cómo si el jugador tuviese culpa de eso.

Pongámonos en su lugar y demósle un poquito de cariño, arropémosle y hagamos que se sienta como uno de los nuestros y estoy seguro de que este gran central, hará tapar las bocas de esas malas lenguas que intentaron enterrar deportivamente a un tal Kanouté, a Chevantón, a Palop etc etc etc.

Yo, y aquí va a quedar constancia, apuesto por Mosquera. Apuesto porque en su hábitat natural (en su selección) le he visto partidazos de muerte. Porque expertos en fútbol internacional, hablan maravillas de él y al menos para mí, porque Monchi le ha elegido, y Monchi es mucho Monchi.

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