SEVILLA FC 1-0 AT.MADRID

domingo, 22 de febrero de 2009

Otra vez al final, otra vez con los corazones a punto de salirse por la boca, otra vez cuando el partido encaraba ya su agonía, el Sevilla Fútbol Club se hizo con la totalidad del botín de puntos en juego, dejando en muy mala situación a un rival directísimo cara al objetivo y manteniendo una plaza privilegiada en ésta liga en la que de momento y por enésima semana consecutiva el Sevilla presenta su candidatura a ser equipo champions la próxima temporada.

Y tuvo que ser al final, cuando cada ataque de un bando o de otro, podía terminar en tragedia para unos y en gloria para otros.





Tuvo que ser en el ocaso, cuando un argentino gigantón que ayer hizo bajo mi punto de vista un excelente partido y que se llama Fazio vió un pase imposible, vió un hueco entre un mar de piernas colchoneras, y por ahí metió una pelota que hubiése sido firmada por el mismísimo Xavi para que el mejor futbolista del Sevilla ésta temporada Jesús Navas llevase el éxtasis rojiblanco, pero rojibalnco del sur, a las gradas de Nervión y tres puntos vitales en la lucha diaria del equipo que nunca se rinde.

El partido pintó feo desde el primer minuto, y así fue hasta que el árbitro Pérez Lasa señaló que el pleito había llegado a su fín.

Muchísimo miedo a perder. Pero tanto en un bando como en otro. Había un pánico a perder que cegó cualquier propuesta futbolística.

Muchísima acumulación de gente por el centro, tremenda presión sobre las bandas del Sevilla y todo confiado a que la inspiración de alguien resolviera aquel entuerto, aquella guerra psicológica de ver como pasan los minutos y el botín de puntos se quedaba demasiado corto tanto para nosotros (en menor medida) como para ellos.

Escasísimas ocasiones de gol, pero desde luego la más clara del partido la tuvo Forlán que en la mismísima línea de gol tras una gran jugada de Simao, mandó el balón al larguero solito como la una.




Éso era muchísimo más dificil que meterla. De hecho yo cerré los ojos y esperé a escuchar el gol cantado por los escasos aficionados del Atlético de Madrid.

Pero no. Ocurrió el milagro.

A pesar de tener más el balón en líneas generales, el Sevilla no terminó jamás de hacerse con el control claro de la situación.

Tras una primera parte tela de espesa, tenía yo la esperanza de que a medida que el poderío físico de todos los jugadores disminuyera se empezarían a ver huecos y ocasiones.

Nada de nada. Pasaban los minutos y todo seguía igual.





Incluso hay que reconocer que cuando se encaraba la recta final, daba la impresión de que el gol podía caer en cualquier momento del lado colchonero. No es que hubiése ocasiones claras, pero desde luego sí es cierto que el balón rondaba más habitualmente el área de Palop que el de Leo Franco.

Pero el Sevilla se está acostumbrado a rozar el límite. A no tirar la toalla y a no rendirse nunca.

Nunca se puede dejar de ver un partido del Sevilla hasta el final. Y éste, nos tenía reservado el mismo destino que contra el Valencia, contral el Bilbao y contra el Español.

Y llegó el pase extraordinario de Federico Fazio al hueco, y llegó la excelente maniobra de Kanouté que en fuera de juego se desentiende de todo, y llegó el balón al menudo jugador palaciego Jesús Navas, que con una definición sensacional en el mano a mano llevaba el delirio a la grada.

De ahí al final nada más. Tres puntos que son un tesoro, oro molido puro que permiten al Sevilla encarar la doble cita con el Athletic con tranquilidad y sosiego tras dos victorias en liga conseguidas a sangre y fuego que solucionan en parte las tres primeras derrotas consecutivas en la segunda vuelta.

Y la grada se fue a casa por enésima vez con la satisfacción de mirar la clasificación, pero conla sensación de que se está jugando demasiadas veces a la ruleta rusa, al cara o cruz con una moneda que se puede volver en contra en cualquier momento.

Y no digo que Jiménez apueste por ello.

Para nada. Pero es cierto que las sensaciones son que al equipo le falta algo para al menos llegar a mandar en los partidos. Para no tener que coger citas masivas en cardiólogos y para resolver los partidos antes.





No sé que és, pero falta ése puntito que ahora mismo no tenemos.

Aunque éso sí, hoy mira uno la clasificación en cualquier sítio y cualquier observación como la que estoy haciendo puede rayar hasta lo grotesco.

Pero desde luego yo no me voy a callar lo que piensa la mayoría.





Pero bueno, en definitiva, ayer sólo valía una cosa: ganar. Y el Sevilla mirando números globales desde Septiembre hasta hoy lo hace muchas veces. Muchísimas. Y éso es lo único que tenemos que mirar.

Enhorabuena a todos los Sevillistas. Ayer fue un gran día.

Pudimos ver un grandísimo partido de tenis en Madrid, y luego ver ganar a nuestro equipo.

Terceros y sumando. Y Bilbao por dos veces en el horizonte.

Yo ya he cogido hora para el cardiólogo. ¿Y vosotros?

1 comentarios:

Talibán Sevillista dijo...

Había que ganar, por lo civil o lo criminal, y se ganó.
Existen equipos que estan realizando un fútbol brillante y estan a dos puntos del descenso.
Yo prefiero jugar mal y estar terceros en la tabla.
Un saludo

Posd: Con los puntos que le dieron en la cabeza a Romaric ha adelantado en la tabla al fetiz

Posd 2: No se confrima un trueque Oliveira/Verdasco para intentar levantar el set en contra