Triste empate del Sevilla Fútbol Club ante un patético equipo bermellón que hoy ha demostrado el porqué está sumido en el lío clasificatorio en el que se encuentra, y por el contrario el Sevilla no ha demostrado para nada su puesto clasificatorio que es el segundo, y que si empalmamos varios partidos así, con éste juego nos va a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
Partido soporífero, partido absurdo de mi equipo que ha sido capaz de generarle a once muertos en pie la friolera de dos ocasiones de gol en una tarde de bostezos y en la que llegué a respirar el ambiente genovés que me hizo ver el último cuarto de hora a caballo entre el pasillo y el salón donde estaba la televisión que tantos disgustos me ha dado en el plazo de 72 horas.
A mí ahora vendrán a venderme la moto de que si estamos segundos, de que un punto es un punto y de que sumar no es restar.
Todas éstas milongas son realmente ciertas. Por supuesto que sí.
Pero el nivel que ha dado hoy el Sevilla en tierras mallorquinas me ha recordado épocas lejanas de mediocridad absoluta, de conformismo, de puerta jerez por ganarle al eterno rival y de un no saber a que jugamos que me da miedo. Mucho miedo.
Segundos en la tabla. Claro que sí. Pero si el Sevilla, jugando como hoy ha jugado está segundo en la tabla, imaginensé que nivel tiene la mal llamada liga de las estrellas.
El Sevilla hoy ha sufrido un colapso creativo descomunal. No ha habido conexión ninguna, pero ninguna entre el centro del campo y la delantera.Con un Romaric en misiones de creación de juego absolutamente lamentable y con un Duscher que no ha dado ni una sola a derechas.
Sólo una jugada por banda en todo el partido. Una de Jesús Navas que en un centro magistral, el único en muchísimo tiempo, propició la ocasión más clara del partido, aunque Diego Capel se encargó de quitarle de la cabeza a Luis Fabiano el cero a uno.
En el resto del partido y salvo otra ocasión aislada en la segunda mitad, vulgaridad alarmante, mediocridad a raudales, y al final un punto que a los mediocres le sabe a gloria y que a mí me sabe a éso, a un punto que prolongará la excelente posición del Sevilla en la tabla durante dos semanas, pero que si seguimos así, en un plazo no muy largo de tiempo condenará a éste equipo a la más de las absolutas mediocridades de nuevo.
Horroroso partido de Crespo, de Capel, de Romaric y de Luis Fabiano.
Mediocre y vulgar el resto.
¿Que a ustedes le vale el punto? ¿Que vale ese ficticio segundo puesto?
De acuerdo. Lo respeto.
Pero que en ésta línea, en ésta patética línea de juego no llegamos a ningún lado éso es fijo. Vamos sí o sí como dice uno que me sé.
Ahora tiempo de vacaciones, tiempo de reflexión y tiempo de que a alguien le de por encontrar la manera de que a éste equipo se le encienda la luz del juego con gusto y con ambición.
¿Punto válido? Pues sí. ¿Sensaciones mediocres? También.
¿A usted le vale? Si. ¿A mí? No.
Partido soporífero, partido absurdo de mi equipo que ha sido capaz de generarle a once muertos en pie la friolera de dos ocasiones de gol en una tarde de bostezos y en la que llegué a respirar el ambiente genovés que me hizo ver el último cuarto de hora a caballo entre el pasillo y el salón donde estaba la televisión que tantos disgustos me ha dado en el plazo de 72 horas.
A mí ahora vendrán a venderme la moto de que si estamos segundos, de que un punto es un punto y de que sumar no es restar.
Todas éstas milongas son realmente ciertas. Por supuesto que sí.
Pero el nivel que ha dado hoy el Sevilla en tierras mallorquinas me ha recordado épocas lejanas de mediocridad absoluta, de conformismo, de puerta jerez por ganarle al eterno rival y de un no saber a que jugamos que me da miedo. Mucho miedo.
Segundos en la tabla. Claro que sí. Pero si el Sevilla, jugando como hoy ha jugado está segundo en la tabla, imaginensé que nivel tiene la mal llamada liga de las estrellas.
El Sevilla hoy ha sufrido un colapso creativo descomunal. No ha habido conexión ninguna, pero ninguna entre el centro del campo y la delantera.Con un Romaric en misiones de creación de juego absolutamente lamentable y con un Duscher que no ha dado ni una sola a derechas.
Sólo una jugada por banda en todo el partido. Una de Jesús Navas que en un centro magistral, el único en muchísimo tiempo, propició la ocasión más clara del partido, aunque Diego Capel se encargó de quitarle de la cabeza a Luis Fabiano el cero a uno.
En el resto del partido y salvo otra ocasión aislada en la segunda mitad, vulgaridad alarmante, mediocridad a raudales, y al final un punto que a los mediocres le sabe a gloria y que a mí me sabe a éso, a un punto que prolongará la excelente posición del Sevilla en la tabla durante dos semanas, pero que si seguimos así, en un plazo no muy largo de tiempo condenará a éste equipo a la más de las absolutas mediocridades de nuevo.
Horroroso partido de Crespo, de Capel, de Romaric y de Luis Fabiano.
Mediocre y vulgar el resto.
¿Que a ustedes le vale el punto? ¿Que vale ese ficticio segundo puesto?
De acuerdo. Lo respeto.
Pero que en ésta línea, en ésta patética línea de juego no llegamos a ningún lado éso es fijo. Vamos sí o sí como dice uno que me sé.
Ahora tiempo de vacaciones, tiempo de reflexión y tiempo de que a alguien le de por encontrar la manera de que a éste equipo se le encienda la luz del juego con gusto y con ambición.
¿Punto válido? Pues sí. ¿Sensaciones mediocres? También.
¿A usted le vale? Si. ¿A mí? No.
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